Comentarios desactivados en La media naranja, el amor lo puede
todo y otros mitos.
Por Nuria Varela
El amor romántico tiene una serie de creencias y mitos que lo
sustentan.
Gabriela Ferreira ha realizado todo un
listado con las características de lo que el amor romántico
implicaría:
• Entrega total a la otra persona.
• Hacer de la
otra persona lo único y fundamental de la existencia.
•
Vivir experiencias muy intensas de felicidad o de sufrimiento.
•
Depender de la otra persona y adaptarse a ella, postergando lo
propio.
• Perdonar y justificar todo en nombre del amor.
•
Consagrarse al bienestar de la otra persona.
• Estar todo el
tiempo con la otra persona.
• Pensar que es imposible volver
a amar con esa intensidad.
• Sentir que nada vale tanto como
esa relación.
• Desesperar ante la sola idea de que la
persona amada se vaya.
• Pensar todo el tiempo en la otra
persona, hasta el punto de no poder trabajar, estudiar, o prestar
atención a otras personas menos importantes.
• Vivir solo
para el momento del encuentro.
• Prestar atención y vigilar
cualquier señal de altibajos en el interés o el amor de la otra
persona.
• Idealizar a la otra persona no aceptando que
pueda tener algún defecto.
• Sentir que cualquier sacrificio
es positivo si se hace por amor a la otra persona.
• Tener
anhelos de ayudar y apoyar a la otra persona sin esperar reciprocidad
ni gratitud.
• Obtener la más completa comunicación.
•
Lograr la unión más íntima y definitiva.
• Hacer todo
junto a la otra persona, compartirlo todo, tener los mismos gustos y
apetencias.
No sigo… Creo que la lista marea.
Está claro que nos encontramos frente a un conjunto de ideas y
creencias irracionales, frente a un conjunto de mitos, frente a un
modelo de conducta imposible de seguir y por tanto, que fácilmente
desembocará en desengaños y frustraciones.
Siguiendo a Esperanza Bosch, este
listado que dicho así, todo seguido, nos hace incluso soltar la
carcajada, está basado en toda una serie de mitos.
Un mito no es más que una creencia pero una
creencia que está formulada de tal manera que parece una verdad y
que además es una verdad absoluta y muy poco cuestionable. Un tipo
de creencias que habitualmente poseen una carga emotiva muy potente,
que concentran muchos sentimientos y que, como hemos visto en el
repaso histórico sobre el amor, se resisten incluso durante siglos,
al cambio y al razonamiento.
¿Cuáles son los mitos sobre los
que se asienta el amor romántico?
Veamos algunos siguiendo los estudios de Carlos
Yela:
Mito de la media naranja. Es la
creencia de que elegimos a la pareja que teníamos predestinada de
algún modo y que ha sido la única elección posible. Este mito
tiene su origen en la Grecia Clásica (con el relato de Aristófanes
sobre las almas gemelas) y se intensifica con el amor cortés y el
romanticismo. La aceptación de este mito podría llevar a un nivel
de exigencia excesivamente elevado en la relación de pareja, con el
consiguiente riesgo de decepción, o a una tolerancia excesiva en el
marco de esa relación, al considerar que siendo la pareja ideal hay
que permitirle más o esforzarse más para que las cosas vayan bien.
Mito del emparejamiento. Creencia
de que la pareja (heterosexual) es algo natural y universal y que la
monogamia amorosa está presente en todas las épocas y todas las
culturas. Este mito fue introducido por la Cristiandad. La aceptación
de esta creencia dará lugar a conflictos internos en todas aquellas
personas que se desvíen de algún modo de esta creencia normativa
(personas que no están emparejadas, que lo están con personas de su
mismo sexo…).
Mito de la exclusividad. O creencia
en que es imposible estar enamorada de dos personas a la vez. La
aceptación de esta creencia puede suponer conflictos internos para
la persona (dudas) además de evidentes conflictos relacionales. Mito
de la fidelidad o creencia de que todos los deseos pasionales,
románticos y eróticos deben satisfacerse exclusivamente con una
única persona, la propia pareja, si es que se la ama de verdad.
Estos tres mitos (de la exclusividad, de la
fidelidad y del emparejamiento) fueron introducidos por la
Cristiandad (y se hallan presentes en escritos de San Agustín, San
Jerónimo, o Santo Tomás) con objeto de instaurar un nuevo modelo
relacional (amar sólo a una persona, tener relaciones sexuales sólo
con ella, y que se trate de una relación heterosexual) diferenciado
de los modelos relaciones de épocas y culturas anteriores. Los mitos
sobre la castidad o la sexualidad como algo pecaminoso, también
introducidos por el Cristianismo y tienen el mismo objetivo.
Mito de los celos o creencia de
que los celos son un signo de amor, e incluso el requisito
indispensable de un verdadero amor. Este mito es también introducido
por la Cristiandad y constituye un garante de la exclusividad y la
fidelidad, anteriormente comentadas. Este mito suele usarse
habitualmente para justificar comportamientos egoístas, injustos,
represivos y, en ocasiones, violentos.
Mito de la omnipotencia o
creencia de que “el amor lo puede todo” y por tanto si hay
verdadero amor no deben influir los obstáculos externos o internos
sobre la pareja, y es suficiente con el amor para solucionar todos
los problemas. La aceptación de este mito puede generar dificultades
en tanto en cuanto puede ser usado como una excusa para no modificar
determinados comportamientos o actitudes o puede llevar a una
valoración negativa de los conflictos de pareja dificultando su
afrontamiento.
Mito del libro albedrío o
creencia de que nuestros sentimientos amorosos son absolutamente
íntimos y no están influidos por factores
socio-biológico-culturales ajenos a nuestra voluntad y conciencia.
Este mito se expande durante el Renacimiento, el Barroco y
posteriormente durante el Romanticismo. Aceptar este mito supone no
reconocer las presiones biológicas, sociales y culturales a las que
las personas estamos o podemos estar sometidas, lo cual puede llevar
a consecuencias negativas.
Mito del matrimonio o de la convivencia,
creencia de que el amor románticopasional debe conducir a la unión
estable de la pareja y constituirse en la única base de la
convivencia de la pareja. Acordaros de lo que hemos hablado sobre el
amor burgués. Tal y como ya hemos comentado, a finales del s. XIX se
inicia una corriente (que se consolida en el s. XX) que vincula por
primera vez en la historia los conceptos de amor romántico,
matrimonio y sexualidad y a partir de la cual el amor romántico se
hace normativo, el matrimonio deja de ser concertado y pasa a ser por
amor y no sólo el amor romántico si no también la satisfacción
sexual deberán darse en el matrimonio. Esto supone pues una
contraposición a lo que había ocurrido en épocas anteriores. Este
mito establece una relación entre dos elementos, uno que se pretende
duradero como es el matrimonio, y un estado emocional transitorio
como es la pasión, lo que no sólo resulta difícil si no que puede
llevar fácilmente a la decepción.
Mito de la pasión eterna o de la
perdurabilidad, esto es, creencia de que el amor romántico
y pasional de los primeros meses de una relación puede y debe
perdurar tras años de convivencia. Este mito surge también muy
ligado a esta nueva corriente ya que si amor, pasión y matrimonio
van unidos y se pretende que el matrimonio sea duradero, la pasión y
el amor deben serlo también.
Así pues, es lógico que los conflictos de
parejas sean habituales puesto que todos estos mitos poco tienen que
ver con la realidad. Aunque pocas veces le ponemos este nombre o
percibimos así el conflicto.
Lo habitual, curiosamente, es
ponerse una en cuestión, no cuestionar los mitos.